Lo cierto es que la vida como navegante es bastante diferente a lo que estás acostumbrado en tierra, con un trabajo, una casa, un coche, una familia, unos amigos, etc. Este estilo de vida, el más habitual y el más codiciado también por los tripulantes, es mucho más estable y monótono que el de la vida en un barco.
No nos equivoquemos, la vida de tripulante puede ser muy monótona, ya que las tareas y obligaciones suelen ser repetitivas. Hay algo, sin embargo, que sí que está en constante cambio y modificación: tu situación geográfica y la gente que te rodea.
Puedes contar que, aproximadamente cada 6 meses, tu vida va a dar un vuelco radical. Por ponerte un ejemplo: de enero a junio vivirás en el Caribe y tus mejores amigos serán Alicia y Pedro. De agosto a diciembre, después de una pequeña estancia en casa con tu familia, vivirás en Australia y tus mejores amigos serán Patricia y Felipe.
Este estilo de vida, peculiar donde los haya, despierta también mucha curiosidad entre un interesante colectivo: los pasajeros. Los pasajeros (“guests” en inglés), los queridos pasajeros. La mayoría muestran un interés genuino y adorable en conocer cómo es la vida del tripulante, no solo a bordo, sino también en sus casas y países natales.
Me gusta mucho hablar del mundo de los cruceros desde el punto de vista del trabajador, el currante como decimos en España. Pienso que da un enfoque totalmente diferente y de lo más curioso e interesante.
Aquí te traigo una pequeña selección de situaciones, a menudo poco agradables para cualquier tripulante y también únicas en el mundo de los cruceros.
Este es un clásico donde los haya. La mayoría de tripulantes mortales compartimos habitación, camarote o cabina con otro trabajador más. Los únicos que tienen la suerte de no compartir habitáculo son los oficiales, ingenieros, altos rangos de cualquier departamento y algunos músicos y bailarines.
Hablando de músicos, ¿trabajarías como músico en un crucero? Yo lo hice durante muchos años y sin duda fue una experiencia de lo más maravillosa.
Si quieres saber cómo es trabajar de músico en un barco de cruceros, te dejo este link a un artículo que hice al respecto.
Sin lugar a dudas, compartir cabina con otra persona (sin tener en cuenta el grado de familiaridad que tengas con tu compañero), es una de las grandes desventajas de esta vida. Y no solo por la falta de intimidad que esto supone, sino también por el reducido espacio físico.
Estamos hablando de pequeños cubículos con literas, un diminuto armario, un mini-escritorio y un baño empotrado.
Aun así, la habitación es tu sitio de confort y tu búnker para descansar o buscar un poco de privacidad. A este espacio entras con tu tarjeta de empleado, tu “A-pass” o tu “Sea-Card”, tiene muchos nombres en función de la compañía.
Es muy fácil salir disparado de la cabina para ir a trabajar y dejarse la tarjeta en el interior. Aunque no la necesitas para ir a trabajar, sí que es imprescindible para hacer cualquier compra y sobre todo para poder salir y entrar (no solo de tu cabina) sino también del barco.
Es decir, si has quedado con tus amigos a las 9 de la mañana en la puerta de embarque y cuando llegas descubres que te has dejado la tarjeta en la cabina, no vas a poder salir. Y nunca, nunca, nunca, va a haber una excepción. Es la manera que tiene el equipo de seguridad de controlar quién hay en el barco y quién está fuera.
¿Qué puedes hacer en esta situación? Si compartes cabina y tu compañero no está dentro cuando has abandonado el vividero, lo más fácil es rezar para que se encuentre en el barco. Si conoces más o menos a tu compañero, sabrás por donde se mueve y no te costará encontrarlo para que te preste su tarjeta y poder entrar a recuperar la tuya.
Las probabilidades de éxito de esta misión radican en la naturaleza de tu compañero: si es alguien muy volátil y cambia de entornos constantemente, te costará dar con él. Otro factor importante es el tamaño del barco. Obviamente, cuanto más grande sea el buque, más dificultades tendrás para encontrarlo.
Si no hay manera de encontrar a tu compañero, lo último que te queda (aparte de resignarte) es avisar al equipo de seguridad o a tu superior para que puedan abrirte la cabina. Eso suele llevar cierto tiempo.
In Port Manning o IPM es una situación bastante menos usual que la de quedarte encerrado fuera de tu cabina. Es poco habitual, sobre todo para los tripulantes de la sección del hotel. Es decir, los departamentos dedicados al bienestar de los huéspedes, como la restauración, el servicio de habitaciones o el entretenimiento.
Aun así, es posible que algún día en tu contrato te toque hacer “port manning”. Esto significa que vas a tener que quedarte a bordo durante todo el tiempo que el barco esté amarrado en un puerto en concreto.
De esta manera, el IPM es un sistema dedicado a preservar la seguridad del barco y de los clientes y trabajadores que permanezcan en él mientras no hay navegación. Aunque siempre hay un equipo de seguridad y oficiales responsables a bordo, debido a las grandes dimensiones de los cruceros, conviene que el barco no quede demasiado vacío.
Hay muchos tripulantes, en especial oficiales, ingenieros y otros de la sección de marina, que suelen hacer más IPM que el resto. El departamento de marina corresponde a todas aquellas funciones encargadas de la correcta navegación, a nivel técnico y logístico.
Siempre va a haber los correspondientes oficiales, ingenieros y médicos, entre otros, para garantizar la seguridad mientras el barco permanece en el puerto.
El “dry dock”, o dique seco en español, puede ser una bendición o una tortura para el tripulante, dependiendo de la localización geográfica del barco en ese momento y de tu posición a bordo.
Un barco que se encuentra en “dry dock» significa que no va a navegar durante al menos 4 o 5 semanas, ya que se están efectuando mejoras, cambios u obras a diferentes niveles. Puede deberse a diferentes causas: una redecoración interior, cambio de diseño exterior, mejora de instalaciones, renovación de los sistemas eléctricos, etc.
El dique seco también implica que no va a haber huéspedes a bordo durante un buen período de tiempo. Por esta razón, como la mayoría de trabajos están volcados al cuidado de los clientes, los tripulantes van a tener que desempeñar otras funciones.
Esto depende bastante del tipo de actividad que se le esté realizando al barco y a la política de la compañía.
Por ejemplo, el último “dry dock” que viví fue una completa renovación del Celebrity Summit en Freeport, Bahamas. Para los trabajadores de la restauración o del servicio de habitaciones, que suelen trabajar hasta 14 horas diarias, fue una bendición. Para los músicos, por ejemplo, no tanto.
Las jornadas se organizaban en turnos de 6 horas y consistían básicamente en vigilar que no se provocara ningún fuego involuntario mientras los técnicos y operarios trabajaban. Estos operarios eran subcontratados de otras compañías y se tiene prohibida la interacción (de cualquier tipo que no sea estrictamente profesional) con ellos.
La mayoría de estos trabajadores provenían de Europa del este y no hablaban inglés, lo cual tampoco habría facilitado la relación.
Cuando estabas fuera de tu turno de trabajo eras libre de deambular por el barco o por la isla. Aquí radica el otro factor importante que determina si tu experiencia en “dry dock» va a ser estupenda o más bien lamentable.
Tanto si tienes funciones a realizar durante este período como si no, vas a tener muchas horas libres y vas a necesitar combatir el aburrimiento. Por eso es importante el lugar del mundo donde se realice el “dry dock».
El “dry dock» del Celebrity Summit fue, en mi opinión, bastante aburrido y desolador. Dirás: ¿cómo puede ser tan horrible estar atrapado en las Bahamas? El caso es que los tripulantes viajamos para trabajar y nos embarcamos durante meses lejos de nuestras familias, con lo cual nuestro objetivo es ganar dinero.
Aunque se sigue cobrando exactamente lo mismo que durante las operaciones habituales, es mucho más fácil gastar una enorme cantidad de dinero para combatir el aburrimiento. Especialmente en Bahamas, donde tienes que tomar taxi para llegar a la playa más cercana, los bares son carísimos y los museos, los sitios turísticos o de interés cultural brillan por su ausencia.
Aun así, el “dry dock” tuvo sus buenos momentos. En primer lugar, siempre está lo más importante: la gente con la que te rodeas. Si tienes la suerte de encontrar un buen grupo de amigos con los que compartir tu contrato, te aseguro que tanto en “dry dock» como en Bahamas, Alaska o Australia tu contrato va a ir sobre ruedas.
Por otro lado, otro factor interesante de un “dry dock» es que puedes disfrutar de áreas normalmente reservadas únicamente para pasajeros. Para muchos tripulantes, el uso y disfrute de los restaurantes, las piscinas y otras instalaciones semejantes está permitido, pero siempre hay que guardar las apariencias y vestir adecuadamente. Es por eso que durante el “dry dock”, puedes andar a tus anchas por todo el barco sin preocuparte de molestar a los clientes. Obviamente, las normas de conducta, el respeto y la educación siempre prevalecen.
Estas son algunas situaciones curiosas que me he encontrado como tripulante. Hay más, como una vez en la que debido a un huracán, me quedé atrapado en Cabo Cañaveral, sin que el barco pudiera volver a su puerto de destino.
Existen otros factores muy interesantes relacionados con el mundo de los tripulantes de crucero. Son situaciones, sentimientos y circunstancias inherentes a la llamada “ship life”.
Te hablo de 3 factores muy importantes en la vida de cualquier crew member en este artículo. Uno de ellos es la dualidad emocional: cuando estás en el barco quieres estar en casa y cuando estás en tierra firme quieres embarcarte.
Si quieres echar un ojo al artículo, te dejo el link a continuación.
Te invito a que comentes o me escribas si te has sentido identificado con estas situaciones extrañas siendo crew member, también si recuerdas otras que sean únicas de la “ship life”.
Tanto si eres tripulante como amante de los cruceros, te pido que si tienes preguntas y quieres escribirme o comentar, no dudes en hacerlo, estaré encantado de intentar ayudarte.
Eso es todo por ahora, ¡un saludo!
Edu
Y donde envias el cv para trabajar en un crucero??
Lo.he intentado en varias ocasiones y nada !
Hola Vanesa. Si se trata de trabajar como músico, puedes escribir a agencias de talentos como Landau o Suman. Si se trata de otros trabajos puedes intentar ponerte en contacto directamente con la naviera, o encontrar alguna agencia de contratación donde puedas ofrecer tus habilidades. Gracias por tu comentario!
Hola, me ha parecido interesante el articulo, yo vivo en Zaragoza actualmente y tengo la carrera de musico, ahora quisiera embarcarme unos meses en un crucero y quisiera saber dónde y cómo puedo conseguir contactos para ello.
Un saludo
Hola Valeria, me alegro de que te gustara el contenido del blog. Para conseguir trabajo como músico en cruceros te recomendaría que contactaras con las agencias de talentos (Suman, Landau, Proship, Lime) a través de su web. Ellos te dirán como proceder para la audición y trámites. Gracias por tu comentario!