Los 3 fenómenos sociales
que viven los tripulantes
de crucero
Hay razones obvias para pensar que la vida de los tripulantes de crucero es, muchas veces, una vida dura.
Somos un grupo de trabajadores que pasamos meses y meses lejos de nuestras familias y amigos. A menudo los contratos pueden durar hasta 9 meses, seguidos de un breve periodo de unas 3 semanas en casa, antes de volver a embarcar de nuevo.
No obstante, a menudo son las pequeñas cosas las que hacen que se nos erice la piel o nos fatiguemos.
Una de ellas es adaptarse a todo un nuevo mundo de costumbres como horarios, comida, convivencia, largas jornadas laborales o supervisores abusivos.
Ha habido casos tristes de tripulantes que se han sentido bajo una presión tan aplastante que, lamentablemente, no han visto otra salida que lanzarse por la borda.
Hay que estar atentos a este tipo de comportamientos o a los síntomas previos que suelen presentarse como depresión, falta de sociabilización, pérdida de apetito, apatía, etc.
No quiero, con este post, desanimar a nadie que tenga en su punto de mira emprender una carrera profesional como tripulante de crucero.
Es una vida dura, pero también muy gratificante y que te va a llevar a vivir experiencias que muy pocas personas han tenido la suerte de poder disfrutar.
Hablemos ahora de tres fenómenos sociales que he podido observar en primera y en tercera persona a lo largo de mis años como tripulante.
Se trata de tres situaciones algo complejas y un poco desesperanzadoras, pero que comprendidas y detectadas a tiempo, pueden sobrellevarse sin dificultad.
1. el preso de alta mar
El síndrome del preso en alta mar, que acabo de bautizar yo mismo, es parecido al que sienten ciertas personas cuando son bruscamente desplazadas de un entorno hermético y endogámico hacia la realidad del mundo exterior.
Después de meses acostumbrados a las normas del barco, al estilo de vida de tripulante y a la jerga marítima, es frecuente sentirse incomprendido por el entorno social en tierra firme.
Esta reflexión es totalmente cierta. Lo mismo ocurre con los presos puestos en libertad después de mucho tiempo cautivos, los ex militares o los supervivientes de enfermedades graves.
Con la respetuosa diferencia con estas situaciones, es común que la conexión que había con tus amigos en tierra se vea levemente dañada.
Hay que tener en cuenta que, muchas de las anécdotas que has pasado en los últimos meses van a formar parte de la idiosincrasia y cultura de crucero y, por lo tanto, no van a sonar tan divertidas al contarlas a personas ajenas a este mundo.
2. estancamiento laboral
Es frecuente oír que trabajar a bordo de un crucero “no es vida”.
Y es que es cierto que, a pesar de visitar lugares increíbles y conocer a gente maravillosa, también conlleva pequeños detalles que deterioran tu calidad de vida: respirar aire artificial, no recibir luz natural, comida de poca calidad o someterse a largas y duras jornadas de trabajo.
De la misma manera, aunque crecer y ascender profesionalmente a bordo de un crucero es algo factible y relativamente fácil a lo largo del tiempo, esa experiencia laboral no va a ser igual de valorada en el mercado terrestre.
Debido a que los conocimientos y habilidades adquiridas durante tus años en los cruceros son muy específicos, es frecuente que no sean relevantes para puestos laborales en tierra.
Por este motivo, existe una especie de estancamiento laboral e imposibilidad de encontrar trabajo en tierra y verse obligado a permanecer a bordo de los cruceros.
Y de nuevo, ante la impotencia de conseguir trabajo en la ciudad, en cuestión de meses te vuelves a encontrar en el barco, quejándote de la mala vida de los tripulantes y empezando de nuevo el círculo del estancamiento.
3. la dualidad emocional del tripulante
A consecuencia, en mayor medida, de los dos fenómenos detallados anteriormente, se produce la situación más interesante y a la vez más difícil de explicar en las emociones de los tripulantes.
En pocas palabras, se resumiría así: cuando estás en el barco deseas volver a tu ciudad a toda costa y cuando estás en casa, te mueres por regresar de nuevo a los barcos.
Puedes entender el deterioro mental que esta dualidad produce. Cuando estás en el barco quizás es más llevadero porque puedes compartir ese sentimiento con otros cientos de personas que sienten lo mismo.
Sin embargo, en tierra es peor por el primer fenómeno explicado en este post. No vas a poder desahogarte con nadie porque nadie va a entender exactamente lo que te ocurre.
Es posible que esta situación se deba a la necesidad innata de los humanos a quererlo todo, o al famoso dicho: no sabes lo que tienes hasta que lo pierdes.
Esta reflexión se ve especialmente acentuada debido al choque de dos mundos que poco tienen que ver entre ellos.
No tiene nada en común la vida que llevas en casa con la que llevas a bordo: trabajo, relaciones, costumbres, horarios, olores, etc.
Nada que ver.
Posiblemente, esta diferencia abismal, sumado al quererlo todo y no apreciar lo que se tiene en el momento, sea la explicación más plausible al fenómeno de la dualidad emocional del tripulante.
De nuevo, no me cansaré de remarcarlo, no es mi intención con este post desanimar a nadie. Solo he pretendido dar a conocer unas situaciones que me parecen bastante curiosas y exclusivas para los tripulantes de cruceros.
El objetivo es simplemente informar y tal vez intentar ayudar a los tripulantes a que sean mejor comprendidos. Así mismo, concienciar también a los lectores acerca de los peligros que conlleva este tipo de vida, para estar alerta y detectar comportamientos que puedan llevar a situaciones irremediables.
A demás, en este post solo pretendo nombrar 3 fenómenos curiosos que ocurren en la vida de los tripulantes de crucero. No tienen por qué reflejar la realidad ni relatar las únicas características que describen este estilo de vida.
Lo que quiero decir es qué hay mucho más que contar acerca de la vida de la tripulación o la “ship life”. Sin ir más lejos, puedo decir que las amistades que hice durante mis años como músico a bordo de estos barcos han sido de las más fuertes, duraderas y afianzadas.
Si eres músico y te apetece conocer un poco cómo es la vida de los de tu sector en los cruceros, te recomiendo que eches un vistazo a este post, dónde te lo explico con todo el cariño posible.
Esto es todo para hoy. Si te gustan los posts sobre la tripulación, sobre el trabajo de los empleados a bordo de los cruceros, házmelo saber en los comentarios.
¡No dudes en contactarme si tienes cualquier duda!
¡Un saludo!
¡Muy buenas!
Me llamo Edu, soy de Barcelona y he sido tripulante de cruceros durante muchos años.
Ahora escribo sobre todo lo que aprendí.
Edu
Buena reseña !! Edu un saludo. Sabes a mi me pasó que uno de los chefs me hacía el feo por no decir discriminar por ser mexicano, eso y sentirte en un tipo de cárcel ,donde tienes que buscar amigos de esa nacionalidad para que puedas ser aceptado yo estuve en uno donde el 85 % de crew era de la misma nacionalidad .jaja no voy a decir de que nacionalidad.
Hola Miguel! Estoy seguro que puedo adivinar cuál es esa nacionalidad pero por respeto no voy a aventurarme Cierto es que puede ser muy duro trabajar en barcos cuando no hay buen ambiente... Muchos ánimos y gracias por tu participación!
QUE MARAVILLOSA RESEÑA!! TRABAJE EN LA INDUSTRIA DURANTE MAS DE 7 AÑOS Y AUN LO SIGO HACIENDO DESDE LOS YATES!!! Y TODO EN CUANTO TU DICES ES VERDAD SON MUCHCISIMOS LO RETOS A LOS QUE ESTAMOS EXPUESTOS Y TENER LA SUFICIENTE INTELIGENCIA EMOCIONAL PARA SABER COMO ACTUAR Y MANEJAR EMOCIONES ES CRUCIAL GRACIAS POR TOMARTE EL TIEMPO DE HACER ESTA MARAVILLOSA RESEÑA . AHORA DOY ALGUNAS PLATICAS PARA PERSONAS QUE QUIEREN INCURSIONAR EN ESTE AMBITO Y ME HA SERVIDO MUCHO PARA RECORDAR DETALLES QUE HABIA OLVIDADO COMO EL PORT MANNING !!! GRACIAS POR TRAER A MI MEMORIAS LINDAS DE VIVIR EN CRUCEROS.
Hola Martha, me alegro mucho que te haya gustado el artículo, realmente es una vida muy interesante, pero como tú dices, hay que saber gestionarla. Te deseo mucha suerte a bordo de los yates y con tus charlas para ayudar a personas a incorporarse a este trabajo. Saludos!!